1Te doy gracias,Señor, de todo corazón;
delante de los ángeles tañeré para ti,
2me postraré hacia tu santuario,
daré gracias a tu nombre:por tu misericordia y tu lealtad,
porque tu promesa supera a tu fama;
3cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma.4Que te den gracias,Señor, los reyes de la tierra,
al escuchar el oráculo de tu boca;
5canten los caminos del Señor,
porque la gloria del Señor es grande.6El Señor es sublime,se fija en el humilde,
y de lejos conoce al soberbio.7Cuando camino entre peligros,
me conservas la vida;
extiendes tu brazo contra la ira de mi enemigo,
y tu derecha me salva.8El Señorcompletará sus favores conmigo:
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos.
COMENTARIO AL SALMO137
[Es un canto de acción de gracias,que a su vez dispone el corazón del orante para terminar ensúplica confiada.- La Biblia de Jerusalén da a este salmo eltítulo de Himno de acción de gracias.- ParaNácar-Colunga el título del salmo es Canto de acción degracias. Puede entenderse como un himno de alabanza a Dios por haber dadocumplimiento a sus promesas de liberación. El salmista, habiendorecibido de Dios un gran beneficio o conjunto de beneficios, le da gracias enel templo. El beneficio es tan singular, que todos los reyes de la tierraalabarán a Yahvé cuando oigan la palabra de su boca. En verdad,esto sólo tuvo realización plena en el Mesías, cuyaresurrección fue la salvación del mundo entero.-«Acción de gracias por los dones recibidos, y actitud de confianzaesperando la protección de Dios en los nuevos peligros que nos acechan.En nuestro caminar, la eucaristía es, por excelencia, la acciónde gracias y la nueva gracia» (J. Esquerda Bifet).]
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Yahvé, libertador yprotector
El salmista parece hacerse eco de lossentimientos de gratitud del pueblo al ser liberado de la opresiónbabilónica. Así, alaba a Yahvé por el cumplimiento de susantiguas promesas, lo que servirá para que todos los reyes de la tierrareconozcan su señorío y poder. Esta esperanza deconversión de las naciones aparece en Salmo 101,15-16 y en la segundaparte del libro de Isaías (cc. 40-66).
El poeta quiere declarar las alabanzas desu Dios ante los supuestos dioses [= delante de los ángeles] de lasotras naciones (v. 1). Esto no quiere decir que reconozca las divinidades delos pueblos gentílicos, sino que se dispone a cantar las alabanzas deYahvé en medio de un ambiente idolátrico, declarando susuperioridad sobre todo lo que es objeto de adoración por parte de losgentiles. La liberación del pueblo israelita es una prueba del poder delnombre del Señor. Por ella reconocerán su soberaníatodos los reyes de la tierra. Al ver el cumplimiento de las antiguas promesas,le reconocerán como Dios único y salvador.
En efecto, por excelso y encumbrado queesté Yahvé en los cielos de los cielos, no se desentiende de loshumildes, a los que dispensa su protección, mientras que alaltivo y soberbio le conoce (le tiene ante sus ojos escrutadores), pero delejos, pues no le dispensa su protección (v. 6). La distancia no impideque esté al tanto de sus inicuas acciones; pero su mirada, lejos de serprotectora, es justiciera y punitiva. El salmista tiene experiencia personal dela protección divina, que le salva de la angustia y, al mismo tiempo,castiga inexorablemente a sus enemigos (v. 7). Seguro del auxilio divino, pidea Yahvé que continúe favoreciéndole, cumpliendo asísus promesas. Israel es la obra de sus manos, y, en consecuencia, no debedejarla incompleta, sino protegerla hasta que alcance la plenitud prevista ensus augustos designios (v. 8).
[Maximiliano García Cordero, enla Biblia comentada de la BAC]
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CATEQUESIS DE JUAN PABLOII
Himno de acción de gracias
1. El himno de acción de gracias queacabamos de escuchar, y que constituye el salmo 137, atribuido por latradición judía al rey David, aunque probablemente fue compuestoen una época posterior, comienza con un canto personal del orante. Alzasu voz en el marco de la asamblea del templo o, por lo menos, teniendo comoreferencia el santuario de Sión, sede de la presencia del Señor yde su encuentro con el pueblo de los fieles.
En efecto, el salmista afirma que «sepostrará hacia el santuario» de Jerusalén (cf. v. 2): enél canta ante Dios, que está en los cielos con su corte deángeles, pero que también está a la escucha en el espacioterreno del templo (cf. v. 1). El orante tiene la certeza de que el«nombre» del Señor, es decir, su realidad personal viva yoperante, y sus virtudes de fidelidad y misericordia, signos de la alianza consu pueblo, son el fundamento de toda confianza y de toda esperanza (cf. v. 2).
2. Aquí la mirada se dirige por uninstante al pasado, al día del sufrimiento: la voz divina habíarespondido entonces al clamor del fiel angustiado. Dios había infundidovalor al alma turbada (cf. v. 3). El original hebreo habla literalmente delSeñor que «agita la fuerza en el alma» del justo oprimido: escomo si se produjera la irrupción de un viento impetuoso que barre lasdudas y los temores, infunde una energía vital nueva y aumenta lafortaleza y la confianza.
Después de esta premisa,aparentemente personal, el salmista ensancha su mirada al mundo e imagina quesu testimonio abarca todo el horizonte: «todos los reyes de latierra», en una especie de adhesión universal, se asocian al oranteen una alabanza común en honor de la grandeza y el poder soberanos delSeñor (cf. vv. 4-6).
3. El contenido de esta alabanza coral queelevan todos los pueblos permite ver ya a la futura Iglesia de los paganos, lafutura Iglesia universal. Este contenido tiene como primer tema la«gloria» y los «caminos del Señor» (cf. v. 5), esdecir, sus proyectos de salvación y su revelación. Así sedescubre que Dios, ciertamente, es «sublime» y trascendente, pero«se fija en el humilde» con afecto, mientras que aleja de su rostroal soberbio como señal de rechazo y de juicio (cf. v. 6).
Como proclama Isaías,«así dice el Excelso y Sublime, el que mora por siempre y cuyonombre es Santo: "En lo excelso y sagrado yo moro, y estoy tambiéncon el humillado y abatido de espíritu, para avivar el espíritude los abatidos, para avivar el ánimo de los humillados"» (Is57,15). Por consiguiente, Dios opta por defender a los débiles, a lasvíctimas, a los humildes. Esto se da a conocer a todos los reyes, paraque sepan cuál debe ser su opción en el gobierno de las naciones.Naturalmente, no sólo se dice a los reyes y a todos los gobiernos, sinotambién a todos nosotros, porque también nosotros debemos saberqué opción hemos de tomar: ponernos del lado de los humildes, delos últimos, de los pobres y los débiles.
4. Después de este llamamiento, condimensión mundial, a los responsables de las naciones, no sólo deaquel tiempo sino también de todos los tiempos, el orante vuelve a laalabanza personal (cf. Sal 137,7-8). Con una mirada que se dirige hacia elfuturo de su vida, implora una ayuda de Dios también para las pruebasque aún le depare la existencia. Y todos nosotros oramos asíjuntamente con el orante de aquel tiempo.
Se habla, de modo sintético, de la«ira del enemigo» (v. 7), una especie de símbolo de todas lashostilidades que puede afrontar el justo durante su camino en la historia. Peroél sabe, como sabemos también nosotros, que el Señor no loabandonará nunca y que extenderá su mano para sostenerlo yguiarlo. Las palabras conclusivas del Salmo son, por tanto, una última yapasionada profesión de confianza en Dios porque su misericordia eseterna. «No abandonará la obra de sus manos», es decir, sucriatura (cf. v. 8). Y también nosotros debemos vivir siempre con estaconfianza, con esta certeza en la bondad de Dios.
Debemos tener la seguridad de que, pormás pesadas y tempestuosas que sean las pruebas que debamos afrontar,nunca estaremos abandonados a nosotros mismos, nunca caeremos fuera de lasmanos del Señor, las manos que nos han creado y que ahora nos siguen enel itinerario de la vida. Como confesará san Pablo, «Aquel queinició en vosotros la obra buena, él mismo la llevará a sucumplimiento» (Flp 1,6).
5. Así hemos orado tambiénnosotros con un salmo de alabanza, de acción de gracias y de confianza.Ahora queremos seguir entonando este himno de alabanza con el testimonio de uncantor cristiano, el gran san Efrén el Sirio (siglo IV), autor de textosde extraordinaria elevación poética y espiritual.
«Por más grande que sea nuestraadmiración por ti, Señor, tu gloria supera lo que nuestra lenguapuede expresar», canta san Efrén en un himno (Inni sullaVerginità, 7: L'arpa dello Spirito, Roma 1999, p. 66), y enotro: «Alabanza a ti, para quien todas las cosas son fáciles,porque eres todopoderoso» (Inni sulla Natività, 11: ib.,p. 48); y éste es un motivo ulterior de nuestra confianza: que Diostiene el poder de la misericordia y usa su poder para la misericordia. Unaúltima cita de san Efrén: «Que te alaben todos los quecomprenden tu verdad» (Inni sulla Fede, 14: ib., p.27).
[Texto de la Audiencia generalMiércoles 7 de diciembre de 2005]
MONICIÓNSÁLMICA
El salmo 137 es el himno de acciónde gracias de un rey que, superados los peligros de la guerra y vencidos losenemigos, va al templo a dar gracias a Dios por la victoria, confesando que eltriunfo ha sido consecuencia de haber pedido el auxilio de Dios: Te doygracias, Señor, de todo corazón, porque, cuando teinvoqué, me escuchaste y, cuando caminé entre peligros, meconservaste la vida.
Es fácil rezar este salmo connuestros ojos puestos en Cristo, que «ora en nosotros como cabezanuestra» (S. Agustín, Comentario al salmo 85,1). ElSeñor, en efecto, verdadero rey del nuevo pueblo de Dios, al emprender,en su pasión, la lucha contra el pecado y la muerte, invocó aDios, su Padre, y Dios le escuchó, caminando entre peligros; apesar de haber penetrado incluso en el sepulcro, le conservó lavida, y, por eso, ahora, delante de los ángeles, le da gracias detodo corazón.
Contemplemos, a través de estesalmo, la victoria de Cristo, nuestro rey, demos gracias al Señor detodo corazón por esta victoria, que redunda en bien de todos loshombres, y pidamos a Dios que no abandone la obra de sus manos, iniciadaen la resurrección de Cristo, sino que complete sus favores connosotros, llevando a todos los hombres a una salvación semejante ala de su Hijo.
En la celebración comunitaria, si noes posible cantar la antífona propia, este salmo se puedeacompañar cantando las antífonas «Te damos gracias,Señor», «El Señor hizo en mí maravillas» obien «Gloria, honor a ti, Señor Jesús» (L.Deiss).
Oración I: Te damos gracias, Señor,de todo corazón, porque escuchaste a Cristo, tu Hijo, cuando, en losdías de su vida mortal, te presentó oraciones y súplicas,a gritos y con lágrimas, y, extendiendo tu derecha, lo salvaste de lamuerte; completa, Señor, con nosotros los favores iniciados en Cristo yno abandones la obra de tus manos. Te lo pedimos, Padre, por el mismoJesucristo, nuestro Señor. Amén.
Oración II: Escucha, Señor, laoración de tu Iglesia, que, delante de los ángeles, tañepara ti; tú, que te fijas en el humilde y de lejos conoces al soberbio,extiende tu derecha sobre nosotros y sálvanos, completando con nosotrosaquella obra de tus manos, que iniciaste al resucitar a tu Hijo de entre losmuertos. Te lo pedimos, Padre, por el mismo Jesucristo, nuestro Señor.Amén.
[Pedro Farnés]
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NOTAS A LOSVERSÍCULOS DEL SALMO 137
Canto de acción de gracias, queconcluye en súplica confiada.
VV. 1-2a. Introducción. Laeucaristía o acción de gracias arranca del corazón, y seva expresando hacia fuera: en las palabras, en el canto, en elacompañamiento de instrumentos, en el gesto corporal. Así elculto es sincero y entrañable. Esto sucede en el templo, lugar de lapresencia del Señor, donde asiste su corte de«ángeles».
VV. 2b-3. Expone la razón y el temadel canto: de un modo algo genérico. El salmista ha experimentado en supropia vida esa cualidad universal de Dios: la misericordia.
VV. 4-6. La acción de graciaspersonal no basta, la invitación se extiende a los reyes de la tierra,que escuchan las palabras de Dios. El motivo del canto se hace másconcreto, y tiene una punta de amonestación para los grandes de latierra.
V. 7. Repite la experiencia personal, queadquiere un valor permanente, como indica el estilo sentencioso. Lasíntesis de dicha experiencia es «tu derecha me salva».
V. 8. Apoyado en esta experiencia, puedemirar confiado al futuro, y formular esa última súplicaadmirable: toda mi vida es obra de Dios, él la ha comenzado, queél la concluya.
Para la reflexión del orantecristiano.- El salmo expresa ese punto que define y articula el movimientode la gracia: acción de gracias por la gracia recibida -reposo,conclusión-, súplica confiada de gracia continuada -comienzo,dinamismo-. Así es fácil trasponer el salmo a nuestra«eucaristía»: en la que nos volvemos a Dios para darle graciasdignamente, y recibimos de Dios toda gracia.
[L. Alonso Schökel]
MONICIONES PARA EL REZOCRISTIANO DEL SALMO 137
Introduccióngeneral
Aunque presente la forma de unaacción de gracias individual, en el salmo 137 se expresa la comunidadisraelita, sea que todo el pueblo alabe, o lo haga un representante en sunombre. Los «ángeles», ante los que tañe el salmista,pueden ser los dioses derrotados de otras naciones. Ellos y sus señoresdeben unirse ahora a la alabanza al Único Señor. A Este se lepide que no abandone la obra de sus manos, que es Israel. «El salmo estabadestinado para ser recitado por los fieles reunidos en el templo, en unaceremonia de acción de gracias por la liberación del exilio»(A. Deissler). Tiene tres partes: una acción de gracias (vv. 1-3), unaalabanza universal (vv. 4-6) y una confesión de confianza sinlímites (vv. 7-8).
En la celebración comunitaria, esconveniente que este canto de acción de gracias colectivo sea salmodiadopor diversos coros de la asamblea orante, de acuerdo con los tres tiempos deque se compone:
Coro 1.º, Acción degracias: «Te doy gracias, Señor... el valor de mi alma»(vv. 1-3).
Coro 2.º, Alabanzauniversal: «Que te den gracias, Señor... conoce alsoberbio» (vv. 4-6).
Coro 3.º, Confianza enDios: «Cuando camino... la obra de tus manos» (vv. 7-8).
Dios es sublime en su victoria
Que Dios sea sublime se veníarepitiendo en Israel desde el nacimiento del pueblo. La atencióndeparada a los desterrados es una ratificación de lo sublime que esDios. Ha dado vigor al cansado, ha acrecentado la energía del que notenía fuerzas. La respuesta del hombre es tributarle rendidas graciasdesde las profundidades del corazón. ¡Qué himno deacción de gracias el del Señor Resucitado! ElNombre-sobre-todo-nombre le da una relevancia superior a losángeles, y muestra la estupenda, la sublime victoria de Dios. Laasamblea creyente, congregada en el Santuario, celebra a Dios por sus favores,por su amor salvador, por su bondad paternal, porque es sublime en su victoria.Nuestra canción es un eco de la que resuena ante el trono de Dios y delCordero (cf. Ap 7-9-10).
«Todos los pueblos verán migloria»
El profeta de la esperanza y del consueloexílico columbraba días en los que Dios rescataría la vidadel esclavo. Una acción que obligará a los reyes a ponerse de piey a postrarse ante Dios. Es que esa acción manifestará la gloriade Dios, y la verá toda carne. Para la nueva humanidad en camino, lagloria resplandece en el Hombre, en Jesús. Su actuación enCaná es la primera manifestación de la gloria, en espera de lahora decisiva, cuando el Padre glorifique plenamente a su Hijo.¡Qué bien se está al amparo de la gloria de Dios!, comomanifiestan los testigos de la Transfiguración. Pero no puedendeleitarse en un gozo aislado. Si han visto la gloria, si han gozado de ella espara transmitir su dicha a los demás, para que todos los pueblos crean«que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo,tengan vida en su nombre» (Jn 20,31).
«No abandones la obra de tusmanos»
En el pasado, Dios vio la aflicciónde su pueblo. Bajó para liberarlo del poder de los egipcios. Asíse explica la confianza que respira este salmo: la diestra divina salva a supueblo, aunque camine entre peligros. Israel puede mirar confiadamente elfuturo. Dios completará sus favores. Puede suplicar con esperanza queDios concluya lo que ha comenzado. Ha iniciado una historia de amorincomparable: Su presencia en nuestra carne, en el hombre. Es lógico queJesús suplique de este modo: «Padre, que mis discípuloscontemplen mi propia gloria, la que Tú me has dado, porque me has amadoantes que existiera el mundo» (Jn 17,24). Los discípulospodrán experimentar el amor del Padre y responder a él comoJesús, gracias al Espíritu recibido. El discípulo sabe quela historia del amor de Dios para con él pide un desprendimiento, unaheroicidad hasta el extremo. Por eso suplica: «No abandones, oh Dios, laobra de tus manos. Lleva a feliz término lo que has comenzado ennosotros».
Resonancias en la vidareligiosa
Eucaristía de todocorazón: La experiencia de la gracia de Dios, de su benevolencia, desu generosidad superabundante, de su infinita capacidad de perdón, de suamor sin fronteras e insondable, de su encanto, genera en la comunidadreligiosa la acción de gracias más sincera, una Eucaristía«de todo corazón». Eucaristía es entonces la existenciamisma de la fraternidad religiosa, reflejo de la benevolencia, generosidad,perdón reconciliador, amor, encanto de Dios.
En nuestra desgracia, el Dios de la gracianos ha escuchado: nos envió al «lleno de gracia y de verdad»,Jesús. El Hijo, siendo Dios, se fijó en el humilde y sehumilló a sí mismo para juzgar con su existencia toda soberbia;asumió en su propia carne nuestras desgracias, para compadecerse denosotros, para que recobráramos la vida que por el pecadohabíamos perdido; y en su muerte nos comunicó el Espíritu,que acrecienta el valor en nuestra alma.
Acción de gracias es nuestracomunidad cuando, siguiendo los pasos de Jesús, atiende prevalentementea los humildes, se encarna en las situaciones desgraciadas, compadece el dolorhumano y por amor está dispuesta a perder su vida para que otros larecobren. Acción de gracias es nuestra comunidad cuando expande su radiode acción e invita proféticamente a todos los poderosos aescuchar la Palabra y a cantar la gracia del Señor, esperando que undía la obra de sus manos, toda la creación, complete la grancanción de acción de gracias universal.
Oraciones sálmicas
Oración I: Damos gracias a tu nombre,Señor, porque nos has comunicado tu misericordia y tu lealtad enJesús, el lleno de gracia; acepta, Padre, nuestro canto y acrecienta elvalor en nuestra alma. Te lo pedimos por Jesucristo, nuestro Señor.Amén.
Oración II: Tu gloria, Señor, esgrande; manifiéstala ante todos los reyes y poderosos de la tierra, paraque canten tus caminos, escuchen el oráculo de tu boca y colaboren en tusalvación. Te lo pedimos, Padre, por Jesucristo, nuestro Señor.Amén.
Oración III: No abandones, Padre, a tuIglesia, la familia que Tú constituiste; consérvale la vida,sálvala de sus enemigos interiores y exteriores, completa tus favorescon ella y hazle signo permanente de tu misericordia. Te lo pedimos porJesucristo, nuestro Señor. Amén.
[Ángel Aparicio y JoséCristo Rey García]