En la mitología griega podemos encontrar personajes con el mismo nombre que causaban confusión entre los historiadores y escritores, tal es el caso del Dios Eolo. ¡Conozca en este artículo su interesante historia! Le sorprenderá!!
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¿Quién es el Dios Eolo?
Eolo o Aeolus es el nombre con el que se conoce a algunos personajes diferentes en la mitología griega, pero el más comúnmente asociado con el nombre es el dios de los vientos, que juega un papel clave en la obra de la Odisea de Homero, en la que es conocido como el vigilante de los vientos.
Se dice que el Eolo de la historia, era en su origen humano, pero en escritos clásicos posteriores fue tratado solo como un dios.
Hijo deHípotes
El dios del viento era el hijo de Hípotes, que era mortal. Era el rey de la isla de Eolia, donde habitaba con sus descendientes en una isla que se movía con libertad por las aguas marinas cerca de la costa de Eolia. Se presume que Aeolia estaba ubicada cerca de Sicilia, y en la vida real es parte de las Islas Lipari
Este dios de los Viento era el responsable de mantener bajo control vientos y tempestades, con el poder concedido por Zeus, que consistía en calmar o avivar las ventiscas.
Muchas deidades acudían a él para solicitar su colaboración cuando se trataba de destruir a rivales y enemigos, por ejemplo, cuando estuvo en riesgo el desembarco de Eneas en Troya gracias a Hera o cuando gran parte de la flota de los griegos fue hundida por Atenea como venganza por la violación de Casandra.
Pero no solo las deidades, también los héroes recurrían a Eolo en busca de su ayuda y favor, como Odiseo que fue a visitarlo para pedir su colaboración en la expedición que realizaba. Para el dios de los vientos fue agradable la visita de Odiseo, quien tenía mucho tiempo intentando volver a su tierra.
Se hizo amigo de Odiseo cuando su tripulación quedó varada en la isla. La amistad llevó a Eolo a acumular todos los vientos, excepto un suave viento del oeste, que ayudaría a Odiseo a llegar a casa.
Pero su tripulación se volvió codiciosa y después de decidir que el misterioso saco debía contener riquezas incalculables, la abrió y liberó los otros vientos, que solo prolongaron su viaje a casa, pues esta deidad se negó a ayudarlo nuevamente.
Hijo de Hellen
Esta figura es hijo de Helen un héroe griego y una ninfa de nombre Orseis. Contrajo nupcias con Enarete, descendiente de Símaco y vivió en una zona conocida como Aeolia, que más tarde se convirtió en Tesalia.
Con Enarete se afirma que tuvo muchos hijos, no obstante, la cantidad no es precisa pues cada autor indica números diferentes. Igualmente sucede con sus identidades, aunque se conocen algunos nombres tales como: Alcíone, Cálice, Cánace, Creteo, Deyoneo, Sísifo, Atamante, Perieres, Perimede, Pisídice, Etilo y Magnes.
Sin embargo, si es conocido que este Eolo tuvo una hija fuera de este matrimonio, con la hija del centauro Quirón Melanipa, llamada Arne, quien más tarde dio a luz al Eolo que era el hijo de Poseidón. Este parentesco género bastante confusión para los escritores e historiadores griegos.
Es conocido también por ser el fundador de una de los linajes griegos conocido como eólico, siendo este un dialecto que forman parte del griego arcaico y usado en la costa de Asia Menor, Tesalia, Beocia, Lesbos, etc. En este antiguo dialecto escriben Safo de Lesbos y Alceo de Mitilene.
Hijo de Poseidón
Este Eolo es el hijo medio humano de Poseidón, el dios olímpico del mar y Arne. Es el abuelo de Eolo, el dios del viento, y también como el fundador de Lipara en las Islas Lipari. Los eolios dioses del viento e hijo de Poseidón a menudo son confundidos por los escritores.
Vivió bajo la tutela de su madre y un humano de nombre Metaponto, pues cuando su madre Arne, anunció a su familia que tendría un hijo de Poseidón, su padre no creyó en ella y la desposó.
Se dice que en algún momento de su vida fue a dar hasta unas islas en el Mar Tirreno, que fueron llamadas posteriormente Islas Eolias, en homenaje a él.
Eolo y las islas de los vientos
Se dice que Eolo llegó a la isla donde reinaba el rey Lípari y le ayudó a este a conquistar la zona de Sorrento, luego se casó con la princesa Cíane y se le concedió el reinado de la isla.
Se caracterizó por ser compasivo, recto y afable con todos los que llegaban a su reino, enseñó a los navegantes el manejo de las velas y se decía que era capaz de predecir los vientos.
Se dice que gracias a su manera de ser y actuar ganó fama de ser un hombre comprensivo, pudo además aprender a predecir el clima por la forma de las nubes de vapor que se cernían sobre un volcán activo, se dice que posiblemente el Stromboli.
Los lugareños eran pescadores y el conocimiento de las condiciones climáticas era un elemento importante de su vida diaria. Por lo que es muy probable que, con el paso de las generaciones, la capacidad de predecir eventos se ha confundido con la capacidad de hacer que sucedan y quizás la mitología lo inmortalizó como el dios del viento Eolo.
Según las antiguas historias, Eolo, señor de los vientos, tenía como tarea controlar los vientos, por lo que él los dirigió y los encerró en las cuevas en Lipari, una de las Islas Eolias, donde tenía su palacio, para así mantenerlos en custodia.
Los vientos, después de haber causado daños importantes en el continente, tuvieron que mantenerse bajo control. Entre estos había cuatro hermanos que representaban a los Ventus Venti, unos de los principales, el más violento y gélido, Bóreas el Viento del Norte, que convertido en semental engendró con las yeguas del rey Dardano doce potros tan veloces como el viento.
Zephyrus o Céfiro el Viento del Oeste, encargado del anuncio dulce y beneficioso de la primavera. Estaba también Euro, el viento del este, a veces tormentoso y a veces seco, es decir trae calor y lluvia. Austro el viento del sur, caluroso, espeso y portador de lluvia representada siempre húmeda y se le conocía como el destructor de las siembras. Otros vientos son:
- Libeccio, Viento del Suroeste envuelto en niebla.
- Cecia, viento del noreste, anciano con cola de serpiente y un plato de aceitunas en la mano.
- Apeliotes, Viento del Sureste en cuyas manos había fruta madura.
- Schirone, Viento del Noroeste con una urna llena de agua lista para ser invertida en el suelo.
Cuando Ulises, al regresar de la Guerra de Troya, llegó a las Islas Eolias, Eolo fue su anfitrión, conmovido por la situación y las desventuras del héroe griego, le dio como regalo un saco de piel en la que se mantuvieron los vientos en contra de la navegación.
Durante el viaje de Ulises sopló el dulce Zephyrus, pero mientras el héroe dormía, los camaradas de navegación, creyendo que el saco que le dio Eolo estaba lleno de tesoros, la abrieron y liberaron las corrientes de aire, desatando una terrible tormenta de la que se salvó sólo Ulises.
Eolo y otras figuras de la mitología
Aiolos o Eolo fue el guardián divino de los vientos y el rey de la mítica isla flotante de Aiolia o Aeolia. Él mantuvo los violentos vientos de tormenta encerrados a salvo dentro de las cavernas interiores de su isla, liberándose solo por orden de los dioses más poderosos, para causar la devastación en el mundo.
El héroe Odiseo visitó una vez la isla de Aiolos y se le entregó un saco que contenía todos los vientos de tormenta para garantizar un viaje seguro a casa. Sin embargo, durante el viaje, los codiciosos compañeros del héroe abrieron la bolsa en busca de oro y los vientos se escaparon llevando su embarcación hasta la costa de Aiolos.
Los vientos a menudo se concibieron como dioses o espíritus con forma de caballo y como tal Aiolos se nombraba con el título de Hippopotas, «el señor de los caballos», de las palabras griegas hipopótamos, caballo en nuestro idioma y tadên que significaba frenó con fuerza.
El dios del viento de Homero, Aioros, tiene muchas similitudes con Astraios o Astraeus, el padre de los vientos y las estrellas de Hesíodo.
El poeta Estesícoro confirma esta conexión cuando describe a Aiolos Hippotades como el primo de Iris, el maravilloso arco iris y mensajera de las deidades, porque Astraios era hijo de Eurybia e Iris, hija del hermano de Eurybia, Thaumas o Taumante.
También se debe tener en cuenta que las palabras griegas aiolos, que significas brillante, aioros, estrellado y astraios, constelado o estrellado, fueron todos adjetivos aplicados al cielo nocturno estrellado, como ouranos.
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