20 poemas cortos para leer con niños (2024)

Los niños suelen divertirse muchísimo con las poesías infantiles, y no es para menos ya que son muy entretenidas y además, estimulan la fantasía. Por si fuera poco, también les reportan enormes beneficios en el plano emocional ya que los niños que leen poemas aprenden a identificar más rápido sus emociones y los sentimientos y también suelen ser más pacientes, desarrollan más rápido el pensamiento abstracto y tienen un vocabulario más amplio. Lo mejor es que se trata de una actividad muy sencilla que se puede disfrutar en cualquier momento del día, incluso antes de ir a la cama para ayudar a los peques a conciliar el sueño.

En este artículo

Poemas cortos que los niños adorarán

1. Los ratones, de Lope de Vega

Juntáronse los ratones
para librarse del gato;
y después de largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él,
librarse mejor podrían.

Salió un ratón barbicano,
colilargo, hociquirromo
y encrespando el grueso lomo,
dijo al senado romano,
después de hablar culto un rato:
¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?

2. Agua, ¿dónde vas?, de Federico García Lorca

Agua, ¿dónde vas?
Riendo voy por el río
a las orillas del mar.

Mar, ¿adónde vas?
Río arriba voy buscando
fuente donde descansar.

Chopo, y tú ¿qué harás?
No quiero decirte nada.
Yo…, ¡temblar!

¿Qué deseo, qué no deseo,
por el río y por la mar?
Cuatro pájarossin rumbo
en el alto chopo están.

3. Mariposa del aire, de Federico García Lorca

Mariposa del aire,
¡Qué hermosa eres!
Mariposa del aire
dorada y verde.

Luz de candil,
Mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
No te quieres parar,
pararte no quieres.

Mariposa del aire
dorada y verde.
Luz de candil,
Mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
¡quédate ahí!
Mariposa, ¿estás ahí?

4. Canción de cuna del elefante, de Adriano del Valle

El elefante lloraba
porque no quería dormir…
Duerme elefantito mío,
que la luna te va a oír…

Papá elefante está cerca,
se oye en el Manglar su mugir;
Duerme elefantito mío,
que la luna te va a oír…

El elefante lloraba
y alzaba su trompa al viento…
parecía que en la luna
se limpiaba la nariz.

20 poemas cortos para leer con niños (1)

5. El lagarto está llorando

El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.

El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.

Han perdido sin querer
su anillo de desposados.

¡Ay, su anillito de plomo!
¡Ay, su anillito plomado!

Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.

El sol, capitán redondo
lleva un chaleco de raso.

¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!

¡Ay, cómo lloran y lloran!
¡Ay, ay, cómo están llorando!

6. Pegasos, lindos pegasos, de Antonio Machado

Pegasos, lindos pegasos,
caballitos de madera.

Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
sobre un corcel colorado,
en una noche de fiesta.

En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
toda sembrada de estrellas.

¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!

7. Llega el invierno, de Marisol Perales

El señor invierno
se viste de blanco,
se pone el abrigo
porque está temblando.

Se va a la montaña,
se mete en el río,
y el parque y la calle
se llenan de frío.

Se encuentra a la lluvia
llorando, llorando,
y también al viento
que viene soplando.

¡Ven amigo sol!
Grita en el camino,
pero el sol no viene
porque se ha dormido.

8. La vaca estudiosa, de María Elena Walsh

Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.
Como era muy vieja,
muy vieja, estaba sorda de una oreja.

Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.

La vio la maestra asustada
y dijo: – Estas equivocada.
Y la vaca le respondió:
¿Por qué no puedo estudiar yo?

La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.
Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa.
La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.

Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.
La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.

Un día toditos los chicos
se convirtieron en borricos.
Y en ese lugar de Humahuaca
la única sabia fue la vaca.

9. De ola en ola, de Antonio García Teijeiro

De ola en ola,
de rama en rama,
el viento silba
cada mañana.

De sol a sol,
de luna a luna,
la madre mece,
mece la cuna.

Esté en la playa
o esté en el puerto,
la barca mía
la lleva el viento.

10. Las gaviotas, de Julián Alonso

Mira las gaviotas
Volando en el puerto
Con sus alas blancas
Abiertas al viento.

Parecen cometas
Parecen pañuelos
Son sábanas blancas
que van por el cielo.

20 poemas cortos para leer con niños (2)

11. Abuelita, de Tomás Allende Iragorri

Quién subiera tan alto
como la luna
para ver las estrellas
una por una,
y elegir entre todas
la más bonita
para alumbrar el cuarto
de la abuelita.

12. El barquito de papel, de Amado Nervo

Con la mitad de un periódico
hice un barco de papel,
en la fuente de mi casa
le hice navegar muy bien.

Mi hermana con su abanico
sopla, y sopla sobre él.
¡Buen viaje, muy buen viaje,
barquichuelo de papel!

13. Pobre burro, de Gloria Fuertes

El burro nunca dejará de ser burro.
Porque el burro nunca va a la escuela.
El burro nunca llegará a ser caballo.
El burro nunca ganará carreras.

¿Qué culpa tiene el burro de ser burro?
En el pueblo del burro no hay escuela.
El burro se pasa la vida trabajando,
tirando de un carro,
sin pena ni gloria,
y los fines de semana
atado a la noria.

El burro no sabe leer,
pero tiene memoria.
El burro llega el último a la meta,
¡pero le cantan los poetas!

El burro duerme en cabaña de lona.
No llamar burro al burro,
llamarle “ayudante del hombre”
o llamarle persona.

14. Los sueños, de Antonio Machado

El hada más hermosa ha sonreído
al ver la lumbre de una estrella pálida,
que en hilo suave, blanco y silencioso
se enrosca al huso de su rubia hermana.

Y vuelve a sonreír porque en su rueca
el hilo de los campos se enmaraña.
Tras la tenue cortina de la alcoba
está el jardín envuelto en luz dorada.

La cuna, casi en sombra. El niño duerme.
Dos hadas laboriosas lo acompañan,
hilando de los sueños los sutiles
copos en ruecas de marfil y plata.

15. En un trozo de papel, de Antonio García Teijeiro

En un trozo de papel
con un simple lapicero
yo tracé una escalerita,
tachonada de luceros.

Hermosas estrellas de oro.
De plata no había ninguna.
Yo quería una escalera
para subir a la Luna.

Para a subir a la Luna
y secarle sus ojitos,
no me valen los luceros,
como humildes peldañitos.

¿Será porque son dorados
en un cielo azul añil?
Sólo sé que no me sirven
para llegar hasta allí.

Estrellitas y luceros,
pintados con mucho amor,
¡quiero subir a la Luna
y llenarla de color!

20 poemas cortos para leer con niños (3)

16. Todo está en su sitio, de Gloria Fuertes

Los lobos en el monte,
los pollitos en el corral,
los peces en el agua,
los barcos en el mar.

Ya todo está en su sitio,
ya todo en su lugar.

Los niños en la escuela
y los patos a volar.

17. Miedo, de Gabriela Mistral

Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan;
se hunde volando en el Cielo
y no baja hasta mi estera;
en el alero hace el nido
y mis manos no la peinan.
Yo no quiero que a mi niña
golondrina me la vuelvan.

Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.
Con zapatitos de oro
¿cómo juega en las praderas?
Y cuando llegue la noche
a mi lado no se acuesta…
Yo no quiero que a mi niña
la vayan a hacer princesa.

Y menos quiero que un día
me la vayan a hacer reina.
La subirían al trono
a donde mis pies no llegan.
Cuando viniese la noche
yo no podría mecerla…
¡Yo no quiero que a mi niña
me la vayan a hacer reina!

18. Un desfile numeral, de Carlos Reviejo

Con este desfile
terminamos ya.
Marchando, deprisa,
los números se van.

Primero va el Uno,
que es el general,
porque de los números
es el mandamás.

El Dos es un cabo,
y el Tres, capitán.
El Cuatro y el Cinco
desfilan detrás.

El Seis con el Siete
no paran de hablar.
El Ocho está cojo
y no puede andar.

El Nueve les dice:
– !Más formalidad!
Y el Cero, enfadado,
rodando se va.

19. La merienda, de Ana María Romero Yebra

Hoy vienen mis amigos
a merendar
bizcocho y chocolate
que hace mamá.

Luego, sobre la alfombra,
nos cuenta un cuento.
No hay en toda la tarde
mejor momento.

Hoy es de una princesa
que está encantada.
Mientras tanto, la tele,
sigue apagada.

20. La escuela, de Eduardo Soler Fiérrez

Clases de pequeños,
clases de mayores,
pupitres y sillas,
pizarras y flores,
libros y cuadernos,
tizas, borradores,
lápices y gomas
de muchos colores.

Tiene un patio grande,
jardín, corredores,
y niños y niñas
con sus profesores.

Como experto en literatura infantil, es evidente que los poemas son una forma excepcional de estimular la imaginación y las emociones de los niños. Los poemas infantiles no solo son entretenidos, sino que también tienen beneficios comprobados en el desarrollo emocional, el pensamiento abstracto y el vocabulario de los niños. La capacidad de identificar emociones, la paciencia y la creatividad se ven fomentadas a través de la lectura y recitación de poemas.

Los poemas mencionados en el artículo ofrecen una amplia gama de experiencias literarias para los niños. Desde la fábula de Lope de Vega en "Los ratones", hasta la magia de "Mariposa del aire" de Federico García Lorca, cada poema presenta un mundo único de emociones y aventuras. Además, la diversidad de autores como Antonio Machado, Gloria Fuertes, Gabriela Mistral y otros, garantiza una exposición variada a diferentes estilos y temáticas poéticas.

Estos poemas no solo entretienen, sino que también educan, ofreciendo una riqueza de lenguaje, imaginación y valores. Es importante fomentar la lectura de poesía en los niños, ya que les permite explorar su mundo interior, desarrollar empatía y comprender la belleza del lenguaje. Con estas obras, los niños pueden disfrutar de la magia de las palabras y vivir aventuras inolvidables en el mundo de la poesía.

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Author: Terrell Hackett

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